CONTROL DEL PODER POLÍTICO. 6 tes de las diferentes funciones que cumplen sus detentadores2 en la sociedad, como son, por ejemplo: 1) El poder económico,

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5CAPÍTULO I ANÁLISIS DEL PODER POLÍTICO 1. El poder como objeto de control Al hablar de poder nos referiremos exclusivamente al poder políti -co, aclarando, empero, que no se trata de un análisis filosófico, so -ciológico, ni psicológico del poder, sino exclusivamente jurídico, esto es, a partir del análisis de regulaciones jurídicas. Sin embargo, para poder evidenciar la necesidad de su control, comenzaremos este estudio desde sus orígenes, es decir, las formas más primitivas de ejercicio del poder. Tomaremos como concepto inicial de poder el propuesto por Max Weber, para quien el fipoder es la posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta ajenafl.1Partiendo de esta noción general, puede decirse que existen distintas modalidades de ejercicio del poder, tales como la fe, la religión, la fuerza física, el poder psicológico o mental, el po -der del dinero o cualquier otro mecanismo que pudiera llegar a poder, el poder político, mismo que se institucionaliza con la generación y organización del Estado, esto es, a través de nor -mas jurídicas. Antes de entrar al estudio detallado de esta última posibilidad, conviene reiterar que existen múltiples formas de poder resultan -1 Weber, Max, Economía y sociedad , 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 696.

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CONTROL DEL PODER POLÍTICO 6tes de las diferentes funciones que cumplen sus detentadores 2 en la sociedad, como son, por ejemplo: 1) El poder económico, que pertenece a los detentadores de los medios de producción, quienes disponen de la riqueza y negocian con ella, permitiéndoles determinar las leyes del que éstas participan en ese mercado. 2) El poder ideológico, ejercido por quienes detentan los me -dios de comunicación o de propaganda política, por la Igle -sia, etcétera, a partir de la difusión de sus ideas, pues la re -presentación psicológica de éstas genera, indudablemente, conductas. 3) El poder militar, debido al control que tienen sobre las fuer -zas armadas de un país, lo que permite a un hombre o un grupo de hombres lograr dominar la voluntad de los ciuda -danos mediante el temor a la represión militar. 4) El poder político, basado en la posibilidad de ejercer la coac -ción, de usar la fuerza legal, lo cual equivale a la aplicación es producto de una causa concreta, pero históricamente han exis -tido diversas fuentes de legitimación de las cuales pudiera ema -nar. Sin embargo, estos distintos orígenes, si así pueden llamarse, siempre han tenido que ser limitados, de tal manera que directa o indirectamente se han visto precisados a regularse jurídicamente 2 Según Diego Valadés, fia partir de Loewenstein se ha generalizado la uti -lización de la expresión ‚detentadores del poder™. Es evidente que Loewenstein no utilizó el verbo ‚detentar™ ni el sustantivo ‚detentador™ en el sentido peyo – voz en la traducción fue sinónimo de titularidad en un cargo, en una función o concepto de fondo referente a la naturaleza de la Constituciónfl. Véase fiEl po -der de controlarfl, Liber ad honorem. Sergio García Ramírez , México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1998, p. 669.

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ANÁLISIS DEL PODER POLÍTICO 7en mayor o menor medida. En determinadas condiciones la ma -yoría de las fuentes del poder tienen que constituirse como poder -pondiente su condición de dominación. El poder es indispensable si se le considera como fuerza nece -saria para ejecutar las decisiones tomadas con autoridad por los detentadores del poder. Pero si bien la autoridad es un concepto estrechamente relacionado al de poder, no son una y la misma cosa. Considerando que el poder es la posibilidad de imponer la voluntad de uno sobre otros, y que actualmente éste se encuentra depositado en el sistema jurídico, la autoridad es la legitimación en la materialización de éste, es decir, independientemente de su fuente es legítimo su ejercicio. El término fiautoridadfl en este capítulo se utiliza en el sentido de auctoritas , como derecho a ordenar y ser obedecido, lo cual implica una relación de supra-subordinación. Debemos distinguir la terminología, en virtud de que en un principio quienes ejercen actos de poder pueden ser denominados detentadores de poder, término que en ocasiones se asimila más bien a quienes carecen de una legitimación jurídica para su ejercicio, pero ostentan una legitimidad fáctica, pudiendo o no ser usurpadores. Por otra par -te, cabe distinguirlo del término fiautoridadfl, entendido como el sujeto que realiza funciones de conformidad con lo establecido en el ordenamiento jurídico, cuyo sinónimo podría ser el de fun – -jetos que ejercen actos de autoridad y que generalmente realizan las funciones de gobierno en virtud de una designación democrá -tica o dinástica. Para Jacques Maritain, fila autoridad y el poder son dos cosas diferentes: el poder es la fuerza mediante la cual se puede obligar a otro a obedecer. La autoridad es el derecho de dirigir y man -dar, de ser oído u obedecido por otro. La autoridad requiere el poderfl. 33 Maritain, Jacques, El hombre y el Estado , Madrid, Ediciones Encuentro, 1983, p. 144.

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CONTROL DEL PODER POLÍTICO 8 – – de un determinado orden jurídico. Podríamos decir que el poder es la facultad para realizar actos y tomar decisiones respecto de sí y de terceros, y que una vez previstos en el sistema jurídico se producen efectos jurídicos; por otra parte, la autoridad es el sus -tento legítimo de dicho sistema. Por lo tanto, se podría considerar al poder político como la re -lación surgida entre quien goza de la autoridad y el don de mando, -rieron dicha autoridad al reconocerlo como legítimo. En conse -cuencia, la autoridad es una potestad, el derecho atribuido en vir -tud de alguna fuente de legitimación para realizar actos de poder. Con la obediencia se inicia el reconocimiento de la facultad de ordenar y hacer cumplir de los gobernantes, legitimándolos en su ejercicio; para lograr dicha obediencia es indispensable que la credibilidad en los gobernantes se mantenga. La legitimidad es importante en la medida en que las personas son capaces de desobedecer. El poder, gracias a su legitimidad, conlleva cierta superioridad al crear en los gobernados la convicción de la obe -diencia. La magnitud de la misma depende no solamente de la credibilidad, sino también de la legitimidad del poder tanto de origen como de ejercicio. No obstante, aceptar la autoridad de un individuo o grupo de individuos que tiene el ejercicio del poder, ya sea por elección popular o por gobernar por derecho divino, no implica la obli -gación de obedecer mandatos notoriamente contrarios a la vida, la integridad o la libertad de las personas que conforman dicha sociedad. Por otra parte, es una tendencia natural en la persona que os -tenta el poder el desear acrecentarlo, cada vez más, hasta sobre -pasar los límites establecidos por la sociedad e incluso los corres -pondientes a la misma naturaleza humana, como son la vida y la

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ANÁLISIS DEL PODER POLÍTICO 9 -na del poder, que: fi Power tends to corrupt and absolute power corrupts absolutely fl. 4Ante la arbitrariedad y el exceso de quien ejercita el poder, sería absurdo negar el derecho o facultad de los gobernados a poner por la vía jurídica un límite a dichos abusos o incluso a po- Es verdad que hay diversidad de medios, unos más drásticos que otros, como reconocer el derecho legítimo de un pueblo a la cambiase en tiranía su potestad justa abusando de ella para daño -tural para defendersefl, 5 el padre De Mariana 6 consideraba que el pueblo puede y debe levantarse contra la tiranía, sustituyéndola por el orden verda -dero; por lo tanto, se concluye que el pueblo tiene derecho a la revolución. Empero, lo ideal sería recurrir a medios no violentos, raciona -les: la reforma antes que la revolución. Para evitar que el pueblo se levante en armas se debe buscar la manera de limitar el ejer -cicio del poder mediante el establecimiento de controles que ga -ranticen el correcto funcionamiento de las limitaciones propues -tas, impidiendo así la posibilidad de volver a incurrir en nuevos abusos del poder. En un sistema de derecho positivo se convierte en un proble -ma relevante la admisión de un orden metajurídico, con un fun -damento de corte iusnaturalista como parece ser aquel al que se y la estabilidad del orden jurídico. Por ello es que las normas que 4 Acton, John E., Essays on Freedom and Power , Boston, The Beacon Press, 1949, p. 364. 5 Gómez Robledo, Ignacio, El origen del poder político según Francisco Suárez , México, Jus, 1948, p. 184. 6 Mariana, Juan de, Del rey y de la institución real , México, Biblioteca Enciclopédica Popular, 2a. época, SEP, 1948, t. 188, p. 30.

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CONTROL DEL PODER POLÍTICO 10en una Constitución prevean que el pueblo tiene un derecho de el caso del artículo 39 de la Constitución mexicana, debe inter -pretarse como la facultad que tienen las personas competentes, representantes de ese pueblo, para reformar las disposiciones que regulan la forma de gobierno, de conformidad con los procedi -mientos previstos en la norma fundamental. En consecuencia, es necesario para el buen funcionamiento de un Estado que el poder sea controlado. A través de la historia se han buscado formas de limitar el ejercicio del poder y evitar la posibilidad de su incremento arbitrario, hasta llegar a la época contemporánea en que se ha establecido en las Constituciones un conjunto de disposiciones encaminadas a limitar las esferas de competencia de los detentadores del poder, y a asegurar cier – -ción sea el único medio de controlar el poder, sino que por ser ley suprema es el instrumento idóneo para articular sistemas de control. Es debido a la tendencia de quien ostenta el poder político a aumentarlo que surge la necesidad de restringirlo, de limitar a los detentadores de poder y sujetarlos a medios de control, pues el poder político que no es controlado degenera no sólo a los hom -bres sino también a las formas de gobierno. Lord Acton sostiene que el poder es la fuerza maligna que transforma grandes hom -bres en hombres malos, y en la introducción a su obra Essays on Freedom and Power cita a Jacob Burkhardt, quien escribió: fiPower is of its nature evil, whoever wields it. It is not a stability but a lust, and ipso facto insatiable, therefore unhappy in itself and doomed to make others unhappyfl. 7La naturaleza maligna del poder ha sido reconocida desde tiempos remotos como un peligro, como un fenómeno que ale -ja de la racionalidad. Por ejemplo, Aristóteles separa las formas puras de gobierno, la monarquía, la aristocracia y la república de 7 Acton, John E., op. cit ., p. XLVI.

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CONTROL DEL PODER POLÍTICO 122. Poder político determinado en la Constitución -da por el orden jurídico para que determinados individuos actua -licen sobre otros los mandatos contenidos en las normas jurídicas bajo amenazas de coacción; y habiendo establecido la necesidad de que inclusive una vez regulado por las normas sea objeto de control, procederemos a señalar su ámbito de acción, mismo que se encuentra determinado en la norma suprema. -zar por diferenciar los términos ficoacciónfl y ficoercibilidadfl. La coacción está vinculada a la posibilidad fáctica de ejercer la fuerza física o moral sobre otro para que realice determinada conducta. La coercibilidad, en cambio, si bien se traduce en la aplicación de la coacción, no se reduce a ella, ya que implica la legitimidad del uso de la fuerza mediante su positivación en el sistema jurídico y la institucionalización de los órganos que determinan y ejercen la coacción. Por otra parte, la coercibilidad se distingue de la coac -ción por su fuente, ya que la coacción tiene su origen en el sujeto mismo que ejerce la fuerza, mientras que la coercibilidad tiene su origen en el sistema jurídico. Es por ello que la coercibilidad y la heteronomía, entendida ésta como el hecho de que la fuente de producción de la norma es distinta tanto de los órganos que la aplican como de los sujetos obligados por la misma, se encuen -tran, como atributos del derecho, estrechamente vinculadas. La regulación del ejercicio y control del poder político corres -ponde al sistema jurídico, el que resulta de las capacidades de au -todeterminación y autolimitación que tiene el pueblo. fiAl quedar jurídicofl, 11 señala Francisco Rubio Llorente. Generalmente se atribuyen las características de autodetermi -nación y autolimitación a la soberanía, concepto que desde que apareció en la obra de Jean Bodin en el siglo XVI, Los seis libros 11 fiEl control parlamentariofl, Revista Parlamentaria de Habla Hispana , Madrid, núm. 1, Cortes Generales, 1985.

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