by MV Hopp · 2015 · Cited by 36 — laborales de los destinatarios del Programa Ingreso Social con Otra referente de esta organización que también es destinataria del

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Trabajo y Sociedad Sociología del trabajo Œ Estudios culturales Œ Narrativas sociológicas y literarias >ú>î>Ì>Ù>Ì>ú? >Ù>ï Nº 24, Verano 2015, Santiago del Estero, Argentina ISSN 1514-6871 – www.unse.edu.ar/trabajoysociedad >Ì IdentidadeslaboralesdedestinatariosdelPrograma IngresoSocialconTrabajofiArgentinaTrabajaflWorkidentitiesofrecipientsofthePrograma IngresoSocialconTrabajofiArgentinaTrabajaflIdentidadestrabalhistasdedestinatáriosdoProgramaIngresoSocialcomTrabajofiArgentinaTrabajaflMalenaVictoriaHoppRecibido: 04.04.14 Revisión editorial: 23.08.14 Aprobado:23.11.14 RESUMEN El objetivo de este artículo es analizar los procesos de construcción de identidades laborales de destinatarios del Programa Ingreso Social con Trabajo, en relación con su participación y pertenencia a las cooperativas creadas por dicho programa. Considerando que se trata de experiencias laborales promovidas por una política social, se indaga en qué medida la identidad se defi ne en relación a ésta y cuánto refiere al mundo del trabajo. Las reflexiones que se presentan, se basan en un estudio cualitativo que incluyó la observación participante prolongada en una cooperativa y la rea lización de entrevistas a destinatarios del Programa Ingreso Social con Trabajo y a referentes de una or ganización política que participa en su implementación. El artículo desarrolla, en primer lugar, el enfoque teórico a partir del cual se aborda la relación entre identidad laboral y políticas sociales . Luego se analiza el contexto de surgimiento del Programa, las trayectorias socio-ocupacionales de los destinatarios, las formas de relacionamiento político que se despliegan en la cooperativa y los sentidos que los su jetos dan al trabajo que realizan en el marco del Programa Ingreso Social con Trabajo, en el caso de la Cooperativa Unión del municipio de Avellaneda, seleccionada como unidad de estudio. El análisis realizado muestra que las trayectorias socio-ocupacionales marcan los sentidos que adquiere el trabajo en las cooperativas creadas por el Programa. Por ello, si bien las tareas laborales que desarrollan son consideradas en t odos los casos un trabajo, la participación en estas singulares unidades laborales, no parece habilitar la pos ibilidad de construir una identidad colectiva, vinculada con el trabajado asociativo y autoges tionado en el marco de la Economía Social. Palabras clave: Identidades laborales; Programa Ingreso Social con Trabajo; cooperativas; política social ABSTRACT This paper analyzes the processes of buildin g work identities of recipients of the Programa Ingreso Social con Trabajo in connection with their participation and me mbership in cooperatives created by the program. Considering that this work units are promoted by soci al policy, the article inv estigates if the identity is Este artículo presenta parte de los resultados de mi tesis doctoral Hopp, M. (2013) fiEl Trabajo: ¿medio de integración social o recurso de la asistencia? Las políticas de prom oción del trabajo asociativo y autogestionado en Argentina (2003-2011)fl. Esta investigación fue dirigida por la Dra. Estela Grassi a quien le agradezco el apoyo y sus lúcidos aportes. Dra. en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Investigadora del Grupo de Estudios Sobre Política Social y Condiciones de Trabajo del Instituto de Investig aciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires. E-mail: [email protected] Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 207

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 208 defined in relation to social policy or to the workpl ace. The analysis is based on a qualitative study involving prolonged participant observation in a cooperative and inte rviews to recipients of the program. This paper develops, first, the theoretical approach from whic h the relationship between work identity and social policies is analyzed. Then, the artic le describes socio-occupational paths of the recipients, the forms of political relations developed in the cooperative and the senses that subjects give to the work done under the program. The investigation shows that the career paths make sense that acquires cooperative work created by the program. Therefore, while developing work tasks are c onsidered in all cases a job, participation in these labor units does not seem to have th e possibility of building a collective identity, linked to the associative work. Keywords: Work identities; Program fiIngreso Social con Trabajofl; cooperatives; social policy RESUMO O objetivo deste artigo é analisar os processos de construção de identidades trabalhistas dos destinatários do Programa Ingreso Social con Trabajo , em conexão com sua participação e adesão das cooperativas estabelecidas pelo programa. C onsiderando que trata-se de experiências de trabalho promovidas por uma política social, investiga-se em que medida a identidade é definida em relação a aquela politica e quanto refere-se ao mundo do trabalho. As reflexões são baseados em um estudo qualitativo que incluiu obs ervação participante em uma cooperativa e entrevistas aos destinatários do Programa Ingreso Social con Trabajo e a informantes qualificados de uma organização política que participa em sua implementação. O ar tigo desenvolve, em primeiro lugar, a abordagem teórica, que aborda a relação entre identidade no trabalho e políticas sociais. Em seguida, analisa as trajetórias só cioprofissionais dos destinatários, as formas de relacionamento político que se desenrolam na cooperativa e sentidos que indivíduos dão aos trabalhos realizados no âmbito do Programa Ingreso Social con Trabajo, no caso da União Cooperativa do Município de Avellaneda, selecionado como unidade de est udo. A análise realizada expõe que os caminhos socioprofissionais condicionam os sentidos que adquire o trabalho em cooperativas geradas pelo programa. Portanto, enquanto as tarefas do trabalho realizadas são considerad as em todos os casos, um trabalho, a participação nest as unidades de trabalho, não pare ce habilitar a possibilidade de construção de uma identidade coletiva, ligad a com o trabalho associativo e auto-gerido. Palavras-chave: Identidades trabalhistas, Programa Ingreso Social con Trabajo, cooperativas, política social. SUMARIO 1 Presentación; 2 Identidad laboral y políticas soci ales; 3 El Programa fiArgentina Trabajafl y la profundización de la promoción del trabajo asociativo, cooperativo y autogestionado como política social; 4 La construcción de identidades laborales en la experiencia de la Cooperativa Unión; 5 Reflexiones Finales; 6 Bibliografía; 7 Fuentes ***** 1. Presentación Desde el año 2003 se fue consolidando en Argentina un modelo de política social que puso en el centro al trabajo1. A partir de ese año, comenzaron a implemen tarse políticas socio-productivas, destinadas a la creación y apoyo de experiencias de trabajo asociati vo, cooperativo y autogestionado, en el marco de la Economía Social. El objetivo explícito de estos program as es promover la integración social y económica de personas en situación de desempleo, pobreza y/o vulnerabilidad social. 1 Ese año asumió Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación quien proponía un nuevo modelo económico, político y social de gobierno.

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 209 La política más novedosa Œpor su enfoque, metodol ogía y objetivos- (Hintze, 2007), fue la implementación desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación del Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social fiManos a la Obrafl, cuyo prop ósito fue ficonstituirse como un sistema de apoyo a las iniciativas de desarrollo socioeconómico local, destinado particularmente a los sect ores de bajos recursosfl (MDS, 2004). A partir de este plan, la promoción de la Economía Social tomó un rol más relevante en tanto estrategia de abordaje de los problemas de desempleo y pobreza. En el año 2009, el Gobierno Nacional profundizó la propuesta de generación de trabajo asociativo y autogestionado como política social, mediante la puesta en marcha Œdesde ese mismo ministerio- del Programa Ingreso Social con Trabajo fiArgentina Trab ajafl. El propósito del mismo es la generación de trabajo genuino, a través de la creación de cooperativas de trabajo, orientadas al mejoramiento de la infraestructura barrial y la calidad de vida de familias vulnerables (MDS, 2009). En este marco, el objetivo de este artículo es an alizar los procesos de construcción de identidades laborales de los destinatarios del Programa Ingreso Soci al con Trabajo, en relación con su participación y pertenencia a las cooperativas creadas por este Programa. Considerando que se trata de experiencias laborales promovidas por políticas sociales, indagamos en qué medida la identidad se define en relación a éstas y cuánto refiere al mundo del trabajo. La relevancia del problema planteado, radica en c ontribuir, mediante el análisis de experiencias concretas, a la comprensión del modo en que los act ores sociales se constituyen en grupos definidos por una identidad colectiva que los hace socialmente visibles y reconocibles, y el rol de la política social en estos procesos. Partimos de dos hipótesis: 1) Las distintas trayector ias ocupacionales y la experiencia de vida de los sujetos, marcan los sentidos que adquiere el trabajo a pa rtir de la participación en las cooperativas. 2) Las políticas socio-productivas juegan un rol central en la promoción y el sostenimiento de este tipo de unidades laborales, por tanto participan en la construcci ón de las subjetividades de quienes las integran. En cuanto a la metodología, se trata de un estudi o cualitativo de corte etnográfico, en base a la observación participante prolongada y la realización de entrevistas a destinatarios del Programa Ingreso Social con Trabajo y referentes de una organización políti ca que participa en su implementación. El trabajo de campo, se llevó a cabo entre los meses de julio de 2011 y abril de 2012. La unidad de estudio seleccionada para el análisis que presentamos en este artículo es el caso de la Cooperativa Unión, que funciona en el municipio de Ave llaneda, Conurbano bonaerense. Las entrevistas y observaciones realizadas forman parte de un trabajo de campo más amplio de la investigación que tuvo como resultado la tesis doctoral Hopp (2013) 2. La presentación de los resultados se organiza del sigui ente modo: primero desarrollamos brevemente el enfoque teórico a partir del cual pensamos la rel ación entre identidad laboral y políticas sociales. Luego analizamos el contexto de surgimiento del Progra ma fiArgentina Trabajafl y abordamos el problema planteado a partir del caso de la Cooperativa Unión de Avellaneda 3, centrándonos en explorar las trayectorias socio-ocupacionales de los destinatarios, las formas de relacionamiento político que se despliegan en la cooperativa y los sentidos que los su jetos dan al trabajo que realizan en el marco del Programa Ingreso Social con Trabajo. Finalmente, presentamos algunas reflexiones a modo de cierre. 2. Identidad laboral y políticas sociales La identidad laboral es una forma particular de iden tidad social, que refiere a la relación que establecen los sujetos con el trabajo que realizan. Entendemos la identidad como una construcción social e históricamente situada, que se realiza en relación, di álogo y disputa con otros actores. La idea de identidad implica un principio de oposición, ya que ésta fise construye escindiéndola de aquellos grupos que se consideran como alteridad y según sea el carácter que se atribuye a tal oposiciónfl (Maceira, 2010: 75). En este sentido, la identidad es una representación que de marca simbólicamente las fronteras entre los grupos 2 El objetivo de esta investigación fue analizar en qué medida y de qué modo las unidades laborales promovidas por las políticas de fomento de la Economía Social, implementadas en la Argentina entre los años 2003 y 2011, alcanzan el objetivo que se proponen: promover la integración social y económica de los sujetos a los que están dirigidas. Para ello, utilizamos un enfoque plural que articuló el análisis comprensivo de las normativas que regulan los programas e instituciones de apoyo de la Economía Social y diversos informes de gestión y evaluación de los mismos, con la realización de 35 entrevistas con destinatarios y empl eados que participan de estos programas, y observación participante prolongada en 3 cooperativas y un emprendimiento familiar que fueron apoyados por las mismas. 3 Para resguardar la confidencialidad de los testimonios y garantizar el anonimato de los informantes hemos cambiado los nombres de la cooperativa y de sus integrantes.

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 210 sociales, permitiendo la cohesión de un nosotros y la diferenciación de los otros; fronteras que son imprecisas, borrosas, móviles y se disputan en la vida cotidiana. Las representaciones sociales funcionan como orga nizadoras de las prácticas, produciendo un sentido, forjando una explicación y/o interpretación del mundo. Éstas son instrumentos de aprehensión de la realidad, que en relación con su complejidad, resultan reductoras y simplificadoras de la mism a. Éstas son construidas a partir de un proceso de selección y esquematización de ciertos atributos que contribuyen a la naturalización del mundo social (Penna, 1992). La constitución de identidades sociales es una dimensión de lo que Bourdieu define como la filucha por la clasificaciónfl. Los sistemas de clasificación no son tanto instrumentos de conocimiento, como instrumentos de poder, subordinados a los intereses de grupos particulares y vinculados con las estructuras sociales y las divisiones objetivas del mundo social, pa rticularmente entre dominantes y dominados en los diversos campos (Bourdieu y Wacquant, 2005). En este sentido, el estudio de las identidades contribuye a comprender el modo en que los colectivos se constituyen en tanto tales y cobran visibilidad. Así, el proceso de conformación de una identidad es parte de la lucha política por el reconocimiento de los grupos, al mismo tiempo que ésta se forja en esa misma disputa. Desde esta perspectiva, la identidad se construye en el interjuego entre la auto-atribución, que es la forma en que los propios sujetos o grupos se definen, y la alter-atribución, ente ndida como el modo en que los otros nombran y reconocen a esos agentes o grupos sociales (Penna, 1992). De este modo, la identidad puede ser pensada como un proceso de lucha contra el desconocimiento y/o por hacer valer la identidad pretendida por sobre aquella que es atribuida o impuesta por otros. En el marco de las luchas por el reconocimiento, los sujetos y grupos no construyen un a identidad monolítica u homogénea. Por el contrario, las identidades sociales son múltiples y maleables en tanto pueden ser alteradas por el individuo o el grupo que las conforma en distintos contextos de interacción y según quién/es sean sus interlocutores. Esta flexibilidad y variabilidad de las iden tidades deriva, precisamente, de la relación entre quien es identificado y quien identifica, así como también de los intereses que cada uno sostiene en ese juego de reconocimiento. La identidad laboral no puede pensarse sin hacer referencia a la posición que ocupan los sujetos y grupos en el espacio social. Esta posición se define a pa rtir de la estructura y el volumen de los capitales (social, cultural, económico y simbólic o) que posee cada agente (Bourdieu, 1990) 4. Tampoco puede comprenderse a partir del análisis de una sola dimensión: el trabajo. Por el contrario, el estudio de las identidades laborales requiere considerar la interrelación entre el espacio del trabajo y lo que sucede fuera de él5. De allí nuestra hipótesis acerca de la relevancia de las trayectorias ocupacionales y la experiencia de vida6 de los sujetos en los sentidos que a dquiere el trabajo en las cooperativas. En el caso de los destinatarios del Programa Ingreso Social con Trabajo que analizamos en este artículo, la identidad laboral se encuentra condicionada por la relación que establecen los sujetos con las políticas sociales. La política social es la forma política o estatalizada de la cuestión social (Grassi, 2003)7. Tal como señalan Cortes y Marshall (1991), las intervenciones sociales del Estado no son tanto compensadoras de las desigualdades, sino que ejercen un rol activo en la conf ormación de la oferta de fuerza de trabajo, la determinación de los salarios y las condiciones laborales y la regulación del conflicto social. Asimismo, éstas 4 A partir de la proximidad de las posiciones en el espacio social se pueden recortar clases fien el sentido lógico del término, es decir, conjuntos de agentes que ocupan posici ones semejantes y que, situados en condiciones semejantes y sometidos a condicionamientos semejantes, tienen todas las probabilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir, por tanto, prácticas y tomas de posición semejantesfl (Bourdieu, 1990: 2). En esta delimitación, las clases no tienen una existencia real sino teórica, cuyo valor es la posibilidad de explicar y prev er prácticas y propiedades de los conjuntos clasificados. Se trata de ficl ases probablesfl o clases fien el papelfl, definidas sobre la base de afinidades que unen objetivamente a sus miembros y que permiten delimitar conjuntos de agentes que opondrán menos obstáculos objetivos que cualquier otro grupo para movilizarse (Bourdieu, 1990). 5 En el mismo sentido, en el estudio de identidades laborale s de trabajadores jóvenes asalariados, Willkis y Battistini (2005) proponen vincular las pertenencias colectivas a dimensiones biográficas, relacionales y estructurales. 6 El concepto de experiencia de vida refiere al ficonjunto de circunstan cias, pertenencias y hasta reminiscencias formativas del sujeto, y no solamente como aprendizaje adquirido en una práctica dada o por haber transitado una situación particular. La experiencia de vida es una fivida ante rior situadafl, es decir, dada por los lugares del espacio social que ocupa y por los que transita el sujetofl. Por ello no la entendemos como el pasado, si no como filo vivido acumuladofl, en esa experiencia se inscribe el presente y és ta fiprovee de los recursos pa ra la acción y configura una cierta forma o estilo de mirar e interpretar, de situarse y de actuar, aunque no necesariamente la mirada o la interpretación en sífl (Grassi y Danani, 2009: 18-19). Pensar en términos de experiencia, permite dar cuenta del contexto social y cultural, de las condiciones de vida de los sujetos, en las que en términos de Bourdieu, se conforma el hábitus. 7 Las políticas sociales, en tanto interven ciones sociales del Estado, constituyen el modo en que la sociedad capitalista desafía la tensión de la estructura, entre el principio moderno de la libertad e igualdad de los individuos y las desigualdades sociales, económicas y políticas real es (Fitoussi y Rosanvallon, 1997; Grassi, 2003).

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 211 articulan la relación entre el Estado, el mercado, la familia y la comunidad, regulando las responsabilidades de cada institución en la satisfacción de las necesidades y el abordaje de los riesgos sociales. Esto permite inscribir dichas políticas en diferentes regímenes de bien estar que implican, a su vez, diferentes modalidades de estratificación social, diversos grados de desmercantilización8 (Esping Andersen, 1993) y familiarización (o desfamiliarización) (Martinez Franzoni, 2005). En esta articulación entre Estado, mercado y familia, l as políticas sociales contribuyen a construir roles de género y a reforzar o transformar estereotipos vinculados con la divisi ón sexual del trabajo, la participación diferencial de varones y mujeres en el ámbito público y las responsabilidades del cuidado familiar y del hogar. En este sentido, el género es una dimensión transversal que permite comprender las relaciones en el ámbito laboral y en la unida d doméstica (Comas D´Argemir, 2000, Pautassi, 2007, Batthyány, 2007, Aguirre, 2007), así como también el vínculo que establecen los sujetos con la política social y los sentidos que adquiere el trabajo en el marco de las cooperativas promovidas por el Programa. Como veremos en análisis del caso de la Cooperativa Un ión, el diseño y el tipo de tareas que promueve el Programa fiArgentina Trabajafl, puede poner en tensión lo s roles tradicionales de género, principalmente en los casos de algunas mujeres que encuentran allí, una experiencia que les permite construir un espacio de reconocimiento por fuera del hogar y el ámbito de lo privado, que contribuye a fortalecer su autonomía y autoestima. Por último, definimos las políticas socio-productivas, co mo formas particulares de intervención social del Estado que forman parte de un singular modo de acumulación y de reproducción de la vida, actuando indirectamente sobre las condiciones de venta y uso de la fuerza de trabajo y fimodificando las posibles estrategias de acumulación de las empresas a partir de promover la existencia en el mercado de nuevos productores que participan en condiciones de menor poder relativofl (Abramovich, 2007: 18). En el caso del Programa de Ingreso Social con Trabajo, es necesario señalar que a pesar de presentarse como una política socio-productiva y hacer alusión a la pertenencia de las cooperativas que impulsa a la Economía Social, al estar implementado por el Ministerio de Desarrollo Soci al, una agencia estatal históricamente orientada a la asistencia social a la pobreza, y definir el sujeto des tinatario por su situación de vulnerabilidad social y desempleo, el Programa presenta un sesgo asistencial que lo distingue de aquellas políticas y experiencias propias de la esfera productiva. 3. El Programa fiArgentina Trabajafl y la profundiza ción de la promoción del trabajo asociativo como política social En el año 2009, luego de la crisis mundial y en un contexto local de crecimiento económico más moderado que el que se venía dando hasta 2006, sumado a la persistencia de altos índices de pobreza y del problema del desempleo, el Gobierno Nacional promovió un proceso de reorientación de las políticas socio- laborales. Esta reorientación se expresó en la creación de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social9 y el lanzamiento del Programa Ingreso Social con Trabajo. 8 El concepto de desmercantilización ha sido desarrollado en las investigaciones acerca del Estado de Bienestar y aspira a captar la medida en que dichos Estados son capaces de debilitar el nexo monetario al garantizar derechos independientemente de la participación de los individuos en el mercado de trabajo. Sin embargo, la crítica feminista ha planteado que al suponer que los individuos y los bienes y servicios que éstos adquieren para el bienestar se encuentran mercantilizados, el concepto presenta limitaciones para dar cu enta de la situación de las mujeres y de las tareas que éstas realizan para el sostenimiento de la vida, cuyo rol ec onómico no suele estar mercantilizado o sólo lo está en parte. 9 El 29 de octubre de 2009 se firmó el decreto 1602/2009 que crea e incorpora la Asignación Universal por Hijo (AUH) a la Ley 24.714 que regula el Régimen de Asignaciones Familiares. La AUH es fiun subsistema no contributivo de Asignación Universal por Hijo para Prot ección Social, destinado a aquellos niños, niñas y adolescentes residentes en la República Argentina, que no tengan otra asignación familiar prevista por la presente ley y pertenezcan a grupos familiares que se encuentren desocupados o se desempeñen en la economía informalfl. Ésta consiste en una prestación monetaria mensual, que se abona a uno de los padres (o responsables legales) de los menores de 18 años. En el caso de que el niño/a fuera discapacitado, no existe límite de edad. La prestación se abona hasta un máximo de cinco niños/as. Los titulares deben acreditar el cumplimiento de los controles sanitarios y del plan de vacunación obligatorio de sus hijos y, entre los 5 y 18 años, también certificar la esco larización en establecimiento s educativos públicos. Los destinatarios perciben un 80% del monto mensualmente y el 20% restante se acumula anualmente hasta que el titular certifique los controles de salud y la asistencia educativa de los niños. La AUH no tiene plazos para la inscripción y es gestionada por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). En diciembre de 2014 tenía un valor de $644 mensuales y $2100 para hijos con discapacidad.

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 212 La creación de la Asignación Universal implicó una profunda transformación de las políticas sociales, a partir de la institución del derecho a la seguridad social para trabaja dores desocupados e informales y la eliminación casi completa de los programas de tran sferencia de ingresos condicionados previamente existentes10. Con el lanzamiento del Programa fiArgentina Trab ajafl, se profundizó la promoción del trabajo asociativo y autogestionado en el marco de la Economía Social como una estrategia central de la política social del Ministerio de Desarrollo Social 11. El propósito del Programa Ingreso Social con Trabajo es fila promoción del desarrollo económico y la inclusión so cialfl, generando nuevos puestos de trabajo genuino, con igualdad de oportunidades, fundado en el trabajo organizado y comunitario, incentivando e impulsando la formación de organizaciones sociales de trabajadores [–]fl. Como fiobjetivo indirecto, el trabajo generado redundará en el desarrollo e incremento de la calidad de vida de los sect ores más vulnerables, a través del apoyo a las comunidades más desprotegidasfl (MDS, 2009). Concretamente, este Programa se propone la creación de cooperativas de trabajo integradas formalmente por 60 personas, a fin de que las mismas realicen obras públicas vinculadas con labores de baja y mediana complejidad para el mejoramiento de la infraestru ctura y el hábitat barrial de las localidades fimás vulnerablesfl del país. Asimismo, el Programa prevé la capacitación en oficios, en organización cooperativa y en temáticas sociales y de salud y prevención para los cooperativistas. Además, comenzó a implementarse de manera conjunta con el Ministerio de Educación de la Nación, el Programa Argentina Trabaja, Enseña y Aprende que facilita el acceso a la alfabetización y finalización de los estudios primarios o secundarios en los barrios de los cooperativistas. Los destinatarios del Programa deben cumplir c on una jornada laboral que, al momento de su lanzamiento, se estableció en 40 horas semana les, por un monto de 1200 pesos mensuales 12. La retribución que reciben no se considera un subsidio, sino un adelanto en concepto de anticipo de excedente. Este ingreso está garantizado por el Estado y se transfiere de ma nera directa a una cuenta bancaria de titularidad individual de cada destinatario. Los recursos necesarios para la realización de las obras que llevan adelante las cooperativas del Programa son transferidos desde el Ministerio de Desa rrollo Social a los municipios, que son los encargados de definir las tareas y organizar la logística que requier e el desarrollo cotidiano del trabajo. En esta instancia también participan distintas organizaciones no gube rnamentales, tales como movimientos sociales, organizaciones políticas, mutuales, federaciones, universidades nacionales, entre otras. Asimismo, los destinatarios son inscriptos en el Registro Nacional de Efectores de Desarrollo Local y Economía Social, que habilita el acceso al Régimen del Monotributo Social 13. Esto permite acceder una obra social, con la posibilidad de adherir al grupo familiar y contabilizar años de antigüedad jubilatoria. Los destinatarios son definidos como fipersonas sin ingresos en el grupo familiar, ni prestaciones de pensiones, jubilaciones nacionales, ni planes del Mini sterio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social o 10 El principal programa de transferencia condicionada de ingresos al momento de la creación de la Asignación Universal, era el Plan Familias por la Inclusión Social de l Ministerio de Desarrollo. El Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados, que había tenido un amplio alcance para mitigar los efectos de la crisis socioeconómica de 2001-2002, continuaba vigente para ese entonces, pero con un alcance limitado. Las transformaciones que implicó la implementación de la Asignación en la política social se analizan en Arcidiácono et.al (2011) y Grassi (2012), entre otros. 11 fiQue las diferentes vertientes de la economía social se in stitucionalizan en el Ministerio de Desarrollo Social y toma impulso la promoción del fiasociativismofl, fomentando el desarrollo de actividades productivas, comerciales y organizacionales, priorizando el ámbito lo cal o regional en el marco de políticas de desarrollofl (M DS, 2009, énfasis propio). 12 Este valor es menor al Salario Mínimo, Vital y Móvil, que en octubre de 2009 se ubicó en 1440 pesos. La retribución que otorga el Programa fiArgentina Trab ajafl no fue aumentada hasta el año 2012 , que se anunció la asignación de incentivos por productividad y presentismo a aquellos destin atarios, que cumplieran con las metas que establecía el Programa. A partir del 1° de abril de 2013, el ingreso pasó a ser de 2000 pesos, más los incentivos de 150 pesos por productividad y 100 por presentismo. El salario mínimo, vital y móvil para esa misma fecha, era de 2875 pesos mensuales. 13 El Registro Nacional de Efectores de Desarrollo Local y Ec onomía Social se creó median te el Decreto N° 189/04 y el Monotributo Social, a través de la Ley 25.865. Las personas y/o emprendimientos que se encuentran inscriptos en este registro, que depende del MDS, realizan su actividad económica bajo la figura del Monotributo Social, cuyo funcionamiento es similar al del monotributo para trabajadores independientes, con la diferencia que éste es subsidiado parcialmente por el Estado. En el caso del Programa fiArg entina Trabajafl, el Monotributo Social es abonado en su totalidad por el Ministerio de Desarrollo Social, a fin de ga rantizar la formalidad del tr abajo y una cobertura de salud para los cooperativistas y sus familias.

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Trabajo y Sociedad, Núm. 24, 2015 214 deben realizar son impuestas por el Ministerio de Desarrollo Social y muchas veces no están gestionadas por los propios trabajadores (Bertolini, 2009, FACTA, 2009, Prensa Cooperativa, 2009 19). Entre los principios que podrían verse vulnerados por la forma que adquieren las cooperativas del Programa fiArgentina Trabajafl, se encuentran el de autonomía e independencia , según el cual “las cooperativas son organizaciones autónomas de ayuda mutua, controladas por sus miembros. [Que] si entran en acuerdos con otras organizaciones (incluyendo gobiernos) o tienen capital de fuent es externas, lo realizan en términos que aseguren el control democrático por parte de sus miembros y mantengan la autonomía de la cooperativa”; y el principio de control democrático de los asociados, el cual afirma que “Las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus miembros quiénes participan activamente en la definición de las políticas y en la toma de decisiones []” 20. Además, a pesar de un discurso oficial que afirma que fiArgentina Trabajafl no es comparable a un plan de transferencia de ingresos, como el Plan Jefes y Jefas de Hogar 21 y no se trata de un plan de obras públicas, debido a que su objetivo es firecuperar la dignidad del trabajo y la promoción de las familiasfl, los firetirosfl de los asociados no son resultado del trabajo productivo de la cooperativa, sino que están garantizados por el Programa y se cobran a través de una cuenta bancar ia de titularidad individual, del mismo modo que los subsidios de otros programas de empleo con contraprestación o de seguro de desempleo. Tanto la normativa del Programa, como los responsables de su implementación remarcan el hecho de que fiArgentina Trabajafl es un Programa que provee un ingreso a cambio del trabajo realizado 22, pero en muchos casos los ficooperativistasfl no piensan el Plan como una alte rnativa laboral viable en el largo plazo. Al respecto Gabriela, una referente política del Parti do Justicialista y empleada en el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires que partic ipó de la implementación en el Municipio de Avellaneda, consideraba que lo que proponía el Programa -dar trabajo, promove r la finalización de los estudios, brindar cobertura de salud y facilitar el acceso a la Asignación Universal por Hijo- era muy bueno, pero se implementó mal: fiEl trámite administrativo de acceso al Plan no fue transparente, fue realmente pésimo. Además, no se podía dar de baja a la persona que no cumplía con el trabajo que tenía que hacer. Entonces la gente fue viendo eso y eran cada vez me nos los que iban a trabajar. Ni bien se lanzó, el Programa tuvo un impacto terrible en los barrios, te diría 9 sobre 10. Pero después como no se controlaba, sólo la gente con c onciencia siguió trabajandofl (Reg istro de entrevista, 16/3/2012). En este caso, el incumplimiento de los mecanismos de control de las tareas laborales, llevó al debilitamiento de los objetivo buscados, marcando una te nsión entre la propuesta de generación de trabajo cooperativo como un medio de integraci ón social y económica de la población vulnerable y el uso del trabajo como un recurso de la asistencia. En cuanto a las tareas que realizan los ficooperativis tasfl, Gabriela explica que sólo un grupo reducido de personas está empleado en actividades vinculadas con el mejoramiento de los barrios, como la instalación de luminarias u otras obras de mejora miento sencillas, la gran mayoría hace barrido de calles o poda. Al respecto, plantea que esta selección de tareas le parecía correcta para la etapa inicial, pero que luego era necesario evaluar qué cuestiones resultaban socialment e necesarias. En este sentido, desde su organización política propusieron fiuna mirada más integradorafl, que a partir de la realización de una breve encuesta, se pudieran conocer la capacitación o los in tereses específicos de cada destinatario y buscar a partir de allí, la realización de otro tipo de tareas, como el acompañ amiento de ancianos o la prestación de servicios de 19 http://www.prensacooperativa.coop/index.htm Consultado 5/10/2011 . 20http://www.inaes.gob.ar/es/articulo.asp?id=39#4.-%20Autonom%C3%ADa%20e%20independencia Consultado 9/12/2014. 21 Este plan fue creado en enero del 2002 y puesto en marcha en mayo de ese mismo año para hacer frente de manera urgente a las consecuencias de un proceso que comenzó en la década del 90 y culminó en el estallido de la crisis en diciembre del 2001, llegando a tener, a dos meses de su lanzamiento, casi dos millones de destinatarios y un presupuesto de 3.500 millones de pesos (Di Natale, 2004). El Plan Jefas y Jefes de Hogar Desocupados estuvo destinado a jefas y jefes de hogar en situación de desempleo que tuvieran hijos menores de edad o discapacitados a cargo. El Plan otorgaba un subsidio de 150 pesos mensuales (aproximadamente 50 dólares en ese entonces) y exigía la realización de una contraprestación laboral o capacitación de 20 horas semana les. Aunque éste se implementó desde el Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social, su objetivo era principalmente asistir a través del sostenimiento de los ingresos de aquellas familias en situación de desempleo y pobreza. Para un análisis de este Plan remitimos al lector a Lucero, 2003, Di Leo, 2006, Hopp, 2009, entre otros. 22 Gabriela (militante del Partido Justicialista y trabajadora provincial vinculada a las políticas sociales) afirma: fiEl Plan fiArgentina Trabajafl es diferente, es un programa de ingreso social con trabajofl (remarca la palabra con trabajo y señala la remera que tiene puesta la referente de una de las coopera tivas) y dice fimirá, ves el lema del Programa en la remera que tiene Lidia fiArgentina Trabajafl Programa de ingreso so cial con trabajofl (Registro de entrevista, 16/3/2012).

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